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Los gatos: ¿mentes criminales o criaturitas calumniadas?

  • Claudia en: comportamiento gatuno
  • 10 nov 2015
  • 3 Min. de lectura

Como seres pensantes que somos, son muchas las interrogantes que nos preocupan a lo largo de nuestras vidas: ¿por qué estamos vivos?, ¿estamos solos en el universo?, ¿que hay mas allá de la muerte?. Pero la pregunta que mas intriga al ser humano desde tiempos inmemoriables es, sin duda: ¿qué piensan nuestros gatos de nosotros?


Es por esto que millones de científicos (bueno, a lo mejor no tantos) en todo el mundo han dedicado sus vidas al estudio de la mente gatuna. Últimamente se han publicado algunos de estos trabajos, y lo que dicen de los gatos ya lo sospechábamos desde hace mucho.


Pero la prensa que ha reseñado estos trabajos ha exagerado y manipulado un poco la cuestión para hacer más atractivos los titulares, de modo que la reputación de los pobres gatitos va de mal en peor.


El año pasado, por ejemplo, un experto en la interacción entre humanos y animales, de origen británico, declaró según la prensa que nuestros gatos piensan que nosotros también somos gatos solo que "más grandes y estúpidos". En realidad, según este autor, los felinos nos ven como gatos no hostiles y nos tratan como si fuéramos una especie de Mamá Gato. Esto explicaría por qué los gatos no se maullan entre sí normalmente, sino sólo a la madre para exigir comida o atención, lo mismo que luego hacen con sus humanos.


A propósito de los maullidos, hay otro estudio por ahí según el cual los mininos utilizan el sonido agudo del maullido porque saben lo molesto que es y de esa forma logran conseguir cosas de nosotros; dicho de otra forma, el maullidito es usado como un arma de control y dominación, lo cual, y no es por justificarlos, me parece de lo mas natural.


Según otro artículo publicado a principios de este año, investigadores de la Universidad de Lincoln del Reino Unido, declararon que "los gatos no necesitan a sus dueños para nada". Sin embargo, esto no quiere decir que no nos quieran o que no existan lazos de cariño entre los felinos y sus humanos. Lo que quiere decir es que los gatos no crean relaciones de dependencia del mismo modo como lo hacen los niños pequeños con sus padres o los perros con sus humanos, lo cual en realidad no es cosa nueva ni criticable, digo yo.


Y la gota que derramó el vaso: hace no mucho, la prensa publicó que, de acuerdo a investigadores de la Universidad de Edimburgo y el Bronx Zoo, si los gatos fueran más grandes, ¡probablemente tratarían de matarnos!. Sin embargo, esto no es correcto. Lo que sugiere este estudio es que el gato doméstico comparte varios rasgos importantes de su personalidad con otro felinos, en especial con el león africano. Esto quiere decir que ambos tipos de felinos tienen una personalidad muy similar, determinada por los siguientes rasgos prevalentes: dominación, impulsividad y neurosis. Este último rasgo ocasiona que los pobres gatitos, y támbien los leones, puedan experimentar una gran carga de ansiedad, desconfianza, inseguridad y miedo hacia las personas, y de ahí que a veces les entren ganas de matarnos.

Al final y como conclusión, aunque nos dominen y nos traten como sus asistentes personales, se les perdona todo, porque así como el león es el Rey de la Selva, nuestros gatos son, sin duda, los Reyes de la Casa.


 
 
 
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